viernes, 8 de mayo de 2020

Orígenes e Historia del Imperio Egipcio. El nesu Nebjeperura (Tut-anj-Amón)

La historia del Imperio Egipcio se halla bañada en las leyendas y envueltas en el aura de misticismo... 
La palabra faraón es de origen hebreo bíblico, adoptado como término por los griegos. En egipcio a los faraones se los denominaban nesu, o  hemef, y eran más que reyes el sumo sacerdote, pero no se los beatificaban generalmente en vida, sino a su muerte, que al fusionarse con Osiris (nombre egipcio Usur o Usir) -que simbolizaba al dios de la Muerte y encargado de la Resurrección-, pasarían a convertirse en seres divinos venerados como otro dios más.

Ra- Horus, es la representación del dios Amón. Dios dominante en la historia del Imperio Nuevo egipcio.
Otra divinidad poderosa fue la esposa de Osiris, Isis (nombre egipcio Ast); que personifica a la Luna, la Gran Maga que resucita a su marido asesinado por el hermano de éste, Seth (dios tanto protector como destructor de los elementos del desierto). La mitología dice que después de resucitarlo consigue consumar el amor con él, y así tener un hijo al que llamaron Horus. Por encima de todos ellos está el padre de todos ellos omnipotente, “Ra”, el dios del Sol y del origen de la vida, con poder sobre la Muerte y la Vida. El dios Ra evolucionó durante El Imperio Nuevo hacia Amón (Amón-Ra), pero durante la dinastía XVIII (1550-1295 a. C.), el culto cambia sustituyendo Amón por Atón, y portando por primera vez la coletilla final de la divinidad solar en el nombre faraónico Akenatón ( reinando desde 1353-1336 a. C.). La diferencia básica entre Amón y Atón, es que este último es de carácter monoteísta, elegido como único dios al que rendir culto. Su hijo Tutankamón (reinado desde 1336-1327 a. C.), vuelve a restablecer el culto al politeísmo con Amón.

El culto a Amón, asociada al dios Ra (Amón-Ra), se alzaría con la Dinastía XVII con la expulsión de los hicsos (pueblo poderoso procedente de Oriente Próximo, se cree que eran hebreos de la zona del Canaán). Amón (El oculto), se asocia al aire, dios de los vientos, por lo tanto era invisible y podía estar omnipotente en todo lugar y momento. Tutankamon llegó al poder en plena transición hacia este culto hacia 1.340 a. C., y adoptaría el nombre de Tutanjamón (Tut-anj-Amón). Fue coronado hacia los 10 años de edad y se casaría como era tradición en esa época con una hermanastra suya. Su dinastía fue una gran constructora máxima de esplendor faraónico, cual se encargó de la reparación de los daños cometidos por Ajenatón sobre los templos. Pero lo más destacado de él fue que lideraría el proceso de liberación de la dominación de los Hicsos, convirtiendo a Egipto en una potencia mundial que acabaría por ser devorada a sí misma, al no dejar sucesor disponible al trono y un sinfín de luchas internas.
Sobre su muerte se especula que pudiera haber sido asesinado debido a una mortal fractura en el cráneo que presenta la momia, aunque eso bien pudo haber sido al retirar la máscara de su rostro. La teoría más compartida es que moriría de un desgarro en una principal arteria debido a la compleja fractura en el fémur izquierdo que presenta. Es por lo visto una herida muy común entre los jinetes, y pudo fácilmente desencadenar una septicemia (una infección generalizada que llega a extenderse por todo el cuerpo), y causar el desenlace final.
Tras la violación del panteón secreto donde descansaba la sepultura de Nebjeperura Tutanjamón-Ra, fue desencadenante de una procesión de muertes en extrañas circunstancias, que directas o indirectamente estuviera relacionada con la profanación, cual abarcaría hasta los años 80. Aunque parece que al fin su alcance ha parado, la maldición sigue latente, como un volcán dormido...


De la fuente cual nos ha llegado la mayor cantidad de información fue de Manetón -escribano que transcribiría la historia de Egipto-, ya que anterior a él no hay constancia de otro escribano en preocuparse de investigar y recabar en la historia antepasada de Egipto. Sólo sabemos pequeños fragmentos de comentarios de otros escritores a muy posteriori. Manetón fue un sumo sacerdote e historiador que vivió hacia el siglo III a. C (300-201 a. C.). Usó el idioma griego con gran cantidad de obras con referencias, además de organizar cronológicamente en la obra de La Historia de Egipto, las dinastías de los reyes desde sus albores o casi, hasta los tiempos de la conquista de Alejandro Magno. 



Relieve de Alejandro Magno ante Amón-Ra en el templo de Luxor, y al lado una representación de su llegada a Egipto. Ptolomeo I  de origen greco-macedonio y general fiel de Alejandro, fue el primer faraón griego de Egipto desde el 305-282 a. C., asumiendo el poder tras la muerte de Alejandro Magno.

Se sabe que hubo varias transiciones abarcando hasta unas 30 dinastías, aunque los periodos cronológicos de sus fechas no existe consenso al respecto en donde la línea que los separa es en realidad muy tenue, e integrada, milenio arriba o abajo, la anterior con la posterior. El Imperio se puede decir que se disuelve tras la conquista romana, aunque aún se conserva como provincia romana y bajo el yugo bizantino, pero con la invasión islámica acaba por diluirse.

1-El Periodo Arcaico o Pre-dinástico (3.100-2.600 a. C.): Su primer faraón fue Narmer (Menes), rey de El Alto Egipto, que hacia el año 3.150 a. C. conquista El Bajo Egipto (Delta del Nilo), logrando la unificación proclamándose soberano único, y fundar la Dinastía I. Aunque los historiadores debaten que quien colocara los cimientos del Imperio fuera el gobernante antecesor de El Alto Egipto llamado Horus Escorpión, más popularizado como El Rey Escorpión, cual reinó hacia el 3.200 a. C., según lo que se desprende tras el análisis de su tumba descubierta y los consiguientes restos arqueológicos. En las imágenes representadas del rey son acompañadas del grabado de un escorpión quedando bajo la protección del dios halcón Horus (símbolo de la realeza antigua como ‘protegido del dios supremo’, exclusivo de los faraones), y que guarda relación con sus habilidades estratégicas para la guerra, su valor, entrega, y coraje. También añadir que por los últimos estudios cabe la probabilidad de que hubiera otro Rey Escorpión anterior, pero por supuesto todo lo referente a este periodo es muy especulativo. 

2-El Imperio Antiguo (2.600 a 2.190 a. C.): Comprende desde la III dinastía hasta la VI. La capital estaba situada en Menfis (cerca de la actual capital de El Cairo), y de este periodo destaca un sumo sacerdote elevado a la categoría de dios, llamado Imhotep (2.690-2.610 a. C.), considerado padre de la medicina egipcia, astrónomo, y Primer Ministro del Estado (Chaty), mano derecha del 2º faraón Necherjet Dyeser (Zoser o Djoser) reinando entre los años 2.592-2.566 a. C. y perteneciente a la Dinastía III. Fue el constructor, diseñador, de la 1ª pirámide en forma de estructura escalonada situada en Saqqara (Alejandría). Es así mismo considerado el primer científico que se conoce en la historia con profundos conocimientos en aritmética y geometría. Se le representaba sentado, como a los escribas, con un papiro desplegado sobre sus rodillas. 
No se puede mencionar al Antiguo Egipto sin nombrar a una de sus más célebres pirámides conocida como La Pirámide de Keops (Khufu), también denominada La Gran Pirámide de Guiza, la única que aún perdura entera aunque muy deteriorada. Las construcciones de las grandes pirámides, que en realidad se desconoce para que se destinaba su verdadera función, aunque la hipótesis mas generalizada es que eran construcciones funerarias, se sucedieron entre la Dinastía III y IV. Las restantes fueron mucho más pequeñas y sencillas que se prolongaron en las siguientes dinastías hasta llegar a las últimas que se levantaron durante El Imperio Medio (Dinastía XII, 1980-1760 a. C.), con la llegada del Imperio Nuevo prefirieron erigir grandes templos, sobre todo en Tebas, capital del Imperio. 
La Gran Pirámide con una altura de 139 m. fue ordenada durante la Dinastía IV a construir por el faraón Keops (Khufu), siendo su arquitecto Hemiunu, y cual perteneció a la familia real. Se cree que su construcción terminó hacia el año 2.500 a. C, con una duración en acabarla de casi 30 años. Se halla cerca de El Cairo, en la llamada Necrópolis de Guiza, y es la primera y mayor de las tres grandes pirámides. Famosa es su Cámara del Rey, donde se halló un sarcófago vacío de grandes proporciones comparado con el hueco que ocupa, y en donde surge la incógnita de cómo lo dejaron allí puesto que es más ancho que los pasadizos de acceso. El enigma es mayor cuando se cree que aún queda muchos pasadizos por descubrir. Tampoco hallaron ninguna momia en ninguna de las otras dos cámaras importantes, y por ello se especula con otra gran sala oculta. Además del misterio de cómo se llegaron a construir en general aquellas grandes moles de piedra que son las pirámides, y en sinfín de teorías que hay al respecto incluidas las de origen ufológicos. La hipótesis más aclamada es que los musulmanes expoliaron su interior durante los siglos X y XI, aunque pudo haber sido saqueada desde tiempos anteriores, como ocurrió como el otro gran lugar de necrópolis el llamado Valle de los Reyes.



El uso de una vanguardista tecnología a través de la lluvia de partículas muones, descubrió un gran hueco vacío que se cree pueda ser una cámara oculta de unos 30 m. de largo, aunque la técnica solo capta la densidad de ciertas zonas de la pirámide y estimar la formas y dimensiones del posible vacío, es decir, que es todo hipotético. Al lado se halla las tres famosas pirámides: Keops, Kefrén, y Micerino.  




En Guiza se halla la llamada Gran Esfingue, o El Guardián por los lugareños, construida de roca caliza con una altura de 20 m. Se especula que su rostro representa al faraón Kefrén, teniendo el cuerpo forma de león. Antaño estuvo pintada de llamativos colores pero el paso inexorable del tiempo los ha borrado. Además de la erosión natural sufrió los más variopintos atentados sobre todo a manos de los musulmanes, como la nariz, orejas, y la barba que tuvo. Aunque algunas de ellas también pudo ser producidas cuando la invasión del ejército de Napoleón. Su construcción fue también hacia la Dinastía IV, es decir hace unos 2.300-2.500 años a. C. 
Con la llegada del Imperio Nuevo se la veneró representado a la deidad de Horus, simbolizando al Sol pero así mismo dios de la Guerra, del Cielo, y la Caza. La estatua estuvo casi enterrada según constan archivos del año 1.700. 














Gran parecido entre ambas figuras. Kefrén (Jafra), fue el 4º faraón de la Dinastía IV, y reinó desde el 2.547 al 2.521 a. C.





Otros datos relevantes del Imperio Antiguo es que se llega a conquistar el reino de Nubia (región situada por el actual Sudán), su nombre significa literalmente Valle del Oro, un lugar idílico de riquezas. También se establece hacia la dinastía IV, durante el reinado del faraón Shepseskaf (2.464-2.479 a. C.) el calendario de 365 días, de carácter agrícola recoge los meses propicios para la siembra así como para la recolección, siendo el primer calendario Solar conocido ya que anteriormente se regía por Lunas. Así mismo se concede el título de Ra, asociada al Sol, vinculada a la dinastía de la realeza. Con ello sólo el faraón podría trascender a la vida eterna.
El Imperio gradualmente entra en decadencia, y se asocia como posibilidad a su caída a los enormes gastos que originaron las construcciones de las pirámides en donde se guardaba (para la eternidad) la colosales fortunas de los faraones. Se crea el primer Obelisco (en realidad los egipcios los llama Ben-ben) durante el reinado del faraón de la dinastía VI Pepi I (reinando desde 2.310-2.262 a. C.), erigido en la ciudad de Heliopolis, en adoración al astro rey el Sol, el dios Ra, y se termina definitivamente la construcción de las pirámides que se sustituyen por los templos. Durante la dinastía VI aumenta notablemente el poder del clero, y del de la nobleza de los gobernadores de pequeños territorios llamados Nomarcas, en una época semejante al feudalismo,  y consiguiendo que su cargo sea de transmisión hereditaria, con lo que mengua el poder del faraón hasta extinguirlo.

3-Primer Periodo Intermedio (2.190-2.055 a. C.): Abarca desde la dinastía IV a la X,  es un periodo de gran inestabilidad política, y hacia el final de este periodo cuando se produce el saqueo de las pirámides. Los gobernadores pugnan por el poder en guerras constantes, separándose nuevamente Egipto en dos reinos con dos capitales: Uno en el Medio y Bajo Egipto (Heracleópolis), y la del Alto Egipto (Tebas).

4-Imperio Medio (2.055-1.700 a. C.): Abarca las dinastías XI-XII, y se procede a la re-unificación de Egipto con una política centralizada, y Tebas vuelve a ser la capital por excelencia del Imperio. Se potencia el rendimiento agrícola con grandes obras de canales para el regadío. Durante la dinastía XII Egipto se extiende considerablemente estableciendo relaciones comerciales con las dos principales potencias hegemónicas del Mediterráneo: La isla de Greta (cuna de la civilización Minoica), y la ciudad de Biblos (actual Líbano) acabando ésta última siendo un reino vasallo. Bajo el mando de Amenemhat I (c. 1991-1961)  y posteriormente con su hijo Sesostris I (c. 1962-1928 a. C.), se emprenden ambiciosas campañas expeditivas hacia el Sur llegándose hasta la tercera catarata del Nilo, y por el Mar Rojo se estrecha relaciones comerciales con Punt (Somalia), productor del apreciado incienso, y para facilitar la labor de su llegada a puerto se ejecutó la construcción de un canal para unir el Mar Rojo con uno de los brazos del Delta del Nilo, permitiendo la conexión del Mar Rojo con el Mar Mediterráneo (aunque sólo era navegable para embarcaciones pequeñas de la época). Se acaba conquistando nuevamente el reino de Kush (Nubia). De este periodo de gran riqueza artística, se conservan muchos relatos generalmente  que ensalzan la figura del faraón como buen gobernante, como por ejemplo La Historia de Sinuhé, fechado en la dinastía XII, en el cual narra la caída en desgracia de este administrador real servidor del faraón Sesostris (Senusert) I, por lo que tiene que exiliarse. Pero lo mas importante de la obra es la descripción de la forma de vida no tan sólo de Egipto, sino la de otros pueblos como el babilónico, el cretense, y el de los hititas.

5-Segundo Periodo Intermedio (1.780-1.570 a. C.): Abarca las dinastías XIII, XIV, XV, XVI, XVII. Es un periodo con escasa información donde aparecen la figura de varios faraones a la vez fragmentándose nuevamente el poder. La dinastía XIII gobierna el Sur con su capital en Tebas mientras la XIV regenta el Delta al Norte de Egipto. Hacia la dinastía XV y XVI los hicsos ocupan el Norte de Egipto aprovechando la división del reino y coloca a sus propios faraones. Los Hicsos (los gobernantes extranjeros, o de las montañas), pueblo de origen asiático, estaban sumamente más avanzados en el arte de la guerra empleando el uso del carro de guerra, el arco, y el caballo (los egipcios empleaban asnos), así como influyeron en otras facetas culturales como la medicina, artesanía, la música, etc. El pueblo egipcio había quedado muy aislado y atrasado respecto a las nuevas potencias que surgían y se puede decir que gracias a ellos, entraron en la Edad de Bronce. Un siglo después el Egipto tebano invade el Sur y unifica nuevamente a Egipto.

6-El Imperio Nuevo (1.570-1.085 a. C.): Estas sucesivas inestabilidades y decaídas políticas concluyen aproximadamente hasta el 1.500 a. C, con la llegada del Imperio Nuevo. Estadio que se prolongaría desde la Dinastía XVIII hasta la XX, empezando con la figura de Amosis I (r. 1550-1525 a. C), quien reunifica Egipto expulsando a los hicsos, e impulsa una era colonial en Siria-Palestina y Nubia (Pueblo étnicos de Sudán), manteniendo relaciones comerciales con muchos otros países de Oriente Próximo. Tutmosis I (1504-1492 a. C.) alcanza las 4ª catarátas, y al Este se llega hasta lo alto del río Éufrates (al Sur de la actual Turquía). El faraón Tutmosis II (r. 1492-1479 a. C.) se casó con su hermanastra Hatshepsut (r. 1490-1468 a. C.), pero al poco fallece y Hatshepsut, descendiente de los hicsos, se convierte en faraona puesto que Tutmosis III era apenas un niño convirtiéndose en la monarca de las "Dos tierras".
El décimo y último faraón de la dinastía XVIII fue Akenatón "El faraón hereje", que como hemos descrito se cambió de nombre y trató de cambiar la religión al monoteísmo, hacia un dios único omnipresente, pero con escaso resultado. Seguramente influenciado por su madre Tiy, una mujer muy enérgica y carismática pero que no perteneció a la nobleza y su origen era Mitanni (sirio), país que fue otra de las grandes potencias de ese periodo y su casamiento con el faraón Amenofis III  sirvió de alianza entre ambos imperios. Se sabe que Tiy no era muy simpatizante de los dioses egipcios. Decir que su tumba en el Valle de los Reyes (KV 55), se halló casi tan bien conservada como la de Tutankamón (probablemente fue trasladada allí por orden de él), junto a otro sarcófago de oro que puede ser su hijo Akenatón o el sucesor de Tuntakamón, Semenejkara.



De la dinastía XIX destaca el tercer faraón Ramsés II El Grande (r. 1279-1213), gobernador muy longevo al que se le atribuye grandes obras sobre todo en Tebas, y famosos por sus campañas militares, sobre todo contra el todopoderoso Imperio Hitita que se asentaba en la actual Turquía enfrentándose en una de las batallas históricas mas importantes La batalla de Qadesh en el 1274 a. C. combatiendo al norte de Siria y aunque ciertamente vence Ramsés fue una victoria pírrica porque sin efectivos suficientes pronto tiene que abandonar el territorio tomado y ambos imperios quedan en la práctica en tablas. Durante esta dinastía es cuando se transcribe El Libro de los Muertos en papiros.

Hacia el año 1200 a. C. llegan una sucesión de pueblos llamados Pueblos del Mar procedentes de Oriente Próximo a los que se une también los filisteos y se cree responsables de acabar con la civilización micénica (griega), y aniquilar y borrar de la historia al Imperio Hitita. Ramsés III (r. 1184-1153 a. C.), 2º faraón de la dinastía XX, tuvo que enfrentarse a ellos y frenarlos, pero a un precio muy alto acabando su Imperio muy debilitado. De hecho, Egipto es la única potencia que queda tras el paso de los pueblos del Mar.



7-Tercer periodo intermedio (1.085-664 a. C.): Aunque también hay poca documentación al respecto, pertenece a las dinastías XXI y XXIV. El Imperio acaba desmantelado repitiéndose constantes saqueos, y termina dividido en dos: Alto Egipto (capital Tebas), y Bajo Egipto (capital Tanis) gobernados por dinastías procedentes de Libia hacia el año 1.000 a. C. Aunque solamente el gobernante del Alto Egipto ostentaba el título de sumo sacerdote de Amón. Sin embargo una civilización copia de la de Egipto, Nubia (Reino de Kush), tuvo mayor esplendor con apogeo expansionista hacia el 780 a. C. y ahora es la que absorbe a Egipto unificándolo, y dominándolo durante mas de un siglo, siendo su primer rey Piye (r. 747-716 a. C.), fundador de la Dinastía XXV de Egipto, más conocida como La Dinastía etíope. La capital del Egipto se traslada a Menfis. En el año 671 a. C, los asirios, un pueblo guerrero asentado al Norte de Mesopotamia que basaba su dominio en la opresión absoluta, invaden Egipto y pasa a sus manos, acabando con la dinastía Nubia. Asiria inmersa siempre en continuas batallas, acaba por delegar el poder en gobernantes, y con la retirada de los asirios centrados en sus propios problemas internos, se aprovecha con ayuda de tropas mercenarias para expulsar a sus gobernante títeres, y desde la ciudad de Sais, que se fundaría como nueva capital, se toma el control de todo Egipto. El primer faraón fue Psamético I (r. 664-610 a. C.) comenzando la Dinastía XXVI, y conocido como Imperio Saíta.

8-El período tardío de Egipto o Baja Época (664-332 a. C.):   Fue un periodo que Egipto arrancó hacia el esplendor de antaño con la dinastía saíta XXVI. Esta dinastía sustituye al dios de la creación Amón, por el dios Osiris, y se protegió el culto a la diosa Neit, diosa guerrera y de la sabiduría, a la que se proclamaría "Madre de Todos los Dioses". En su honor se funda la nueva capital de Egipto, Sais, situada al oeste del delta del Nilo, en el norte de Egipto. De la dinastía destaca el faraón Necao II (r. 610-595 a. C.), que trató de construir un canal navegable desde uno de los brazos orientales del Nilo hasta el Mar Rojo, con el objetivo de facilitar el tráfico marítimo comercial entre el Mediterráneo y el Océano Índico, es decir, para circunnavegar África, y para ello contrató a navegantes fenicios que emprendieron un viaje de unos tres años culminando con éxito la ruta. Este proyecto se conoce por medio del historiador griego Herodoto (n. 484-m.425 a. C.), y es considerado precursor de lo que es hoy el Canal de Suez.
Pero nuevamente la lucha por el poder entre los poderes sacerdotales debilitó el Imperio, y el expansionismo de los persas embulle a Egipto durante las dinastías XVIII hasta la XXX, ocupándolo tras perder la última batalla en el 525 a. C. pasando a ser una provincia más de Persia.

Ptolomeo con Alejandro Magno en la campaña de la India. El óleo, autor Charles le Brun en 1673, muestra la captura del rey indio Poros.

9-El periodo Helenístico (332-31 a. C.), y el Periodo Romano-bizantino (30 a. C.-641 d. C.):  Alejandro Magno imparable tras hacer morder el polvo al Imperio Persa, entra como un libertador y anexiona a Egipto sin necesidad de combatir en el 332 a. C. celebrándose una ceremonia en la que es proclamado faraón como hijo de Amón. Antes de partir a Macedonia funda la importante e histórica ciudad de Alejandría, de gran importancia comercial y estratégica.
La dinastía Helénica se divide en dos: La Macedónica (332 a. C. a 309 a. C.), y La Ptolemaica (305 a. C. a 30 a. C.).
La Dinastía Macedónica fue muy corta una vez muerto Alejandro Magno en el 323 a. C., y es asesinado su hijo sucesor Alejandro IV de Macedonia, en el 309 a. C. Uno de los generales más fieles de Alejandro se hace con el poder fundando La Dinastía de los Ptolomeos (la misma dinastía a la que pertenecía Cleopatra VI), que perduró hasta la llegada de la conquista del Imperio Romano.
Cuando Ptolomeo I ascendió al trono como faraón en el 305 a. C. siguió el mismo procedimiento de divinidad hacia Amón que Alejandro, y mantuvo la integridad de las tradiciones y costumbres religiosas egipcias. Egipto poco a poco recobró su esplendor perdido, hasta la llegada del ambicioso Imperio Romano que determinó su caída y quedó convertida en otra provincia más romana. La dinastía ptolomeaica fue responsable de crear en Alejandría el importante Faro y la famosa Biblioteca de gran saber cultural, y que durante la invasión romana fue quemada aunque otros estudiosos afirman que apenas fue dañada, y que su caída fue gradual en pos de otras ciudades que tomara el pulso cultural como la de Antioquía, Pérgamo, Celso, Constantinopla, etc.
Decir que con el Imperio Romano no cambia sustancialmente la vida de los egipcios y continúan con sus costumbres e idolatrando a sus dioses, incluso algunos de ellos fueron subidos al panteón romano, como por ejemplo el culto a Isis, figura de la que se cree también inspiró el cristianismo para la Virgen.
Precisamente hacia el siglo IV con el cristianismo como religión oficial del Imperio, es cuando se puede dar por finiquitado el politeísmo en Egipto y con ello el olvido de su cultura milenaria, que acabaría desintegrándose en los siguientes siglos con la llegada del Islam.

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