Como anécdota curiosa del pasado, la sede del Banco de España de Madrid, emitió billetes de 1.000 de las antiguas pesetas entre los años 1982-1987 dedicado a Canarias. En la parte delantera llevaba impresa la imagen del polifacético dramaturgo-político grancanario Benito Pérez Galdós, tomada de un retrato pintado por el artista valenciano Joaquín Sorolla en 1894, conjuntado con el grabado de un drago. En su reverso se estampó en primer plano, los Roques de García destacando el Roque Cinchado, con el espectacular volcán del Teide al fondo, y en la parte inferior, en homenaje a las Islas Canarias, incorporaba el mapa del archipiélago canario.
Es triste comprobar in situ la poca conciencia, lo tanto que desconocemos, sobre nuestra historia cultural pasada, en pos de un futuro incierto al que se dirige nuestra sociedad canaria.
El sincretismo cultural en Canarias fue constate a lo largo de la historia. Un ejemplo de la influencia de los portugueses, fue la importación culinaria del llamado Sancocho canario. Una especialidad de cocina que en vez de hacerlo como es tradicionalmente con el pescado bacalao, se cambió por el Cherne, salándolo para ello unos días, y combinándolo con una pella de gofio.
La influencia de la migración a Latinoamérica ha teñido de folclore y tradiciones a los canarios. De nuestra relación con Cuba por ejemplo hemos importado supersticiones, y el chamanismo de curanderos o curanderas, o santiguadores/as, llegados con remedios medicinales ligados a connotaciones religiosas ayudados por amuletos y otras prácticas. Muy integrado en el pasado en islas como La Palma en localidades como Fuencaliente donde su medicina ha tenido gran aceptación. Sus sanaciones abarcan muchas especialidades, desde el temido mal de ojo, a enfermedades de reuma y huesos…
EL ORO BLANCO:
Los aborígenes canarios desde el siglo XV durante el periodo de la Conquista, estando legitimada por la Iglesia, se tomaron una gran mayoría como esclavos, proceso que continuaría durante los siglos venideros XVI y XVII. Las islas que más sufrieron la lacra fueron las más pobladas, Tenerife y Gran Canaria -en la última, la conquista duró más tiempo-, pero a principios del siglo XVI Isabel la Católica dispuso que se liberaran a los esclavos indígenas cautivos ilegalmente, que se hubieran rendido y acogido al cristianismo, por lo que hacia el año 1520 quedan pocos esclavos naturales. Terminada la conquista, los moriscos (pertenecientes a Marruecos), fueron los primeros esclavos que importaron a Canarias para el cultivo del azúcar, sobre todo en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, así como para emplearlos de ganaderos debido a su amplia experiencia, propiciada por su naturaleza de nómadas en sus lugares de origen. Con ellos llegaron los camellos que estaban a sus cuidados.
La isla de Gran Canaria acabada la conquista a finales del siglo XVI fue la primera isla en importar caña de azúcar desde Madeira, para comenzar a plantarla. Pedro de Vera mandó a construir el primer ingenio de azúcar a orillas del río Guiniguada, generalizándose su cultivo en todas las islas, arriando el caciquismo. Casi un siglo después, con el descubrimiento de América, desde las islas se exportó el cultivo primero a Santo Domingo (La Española), y después al resto de los países latinos. El cultivo de la caña de azúcar en tiempos actuales se produce un 70% de la caña, y el restante 30%, de la remolacha. El azúcar de remolacha se descubrió en tiempos de Napoleón Bonaparte, incorporándose la 1ª fábrica en 1801 extendiéndose por el bloqueo comercial durante las guerras napoleónicas, hacia 1806 por Europa. Pero su producción es más complicada y costosa.
Ingenio de azúcar
La caña de azúcar se cree originaria de la India. Unas primeras referencias históricas que han llegado vienen de la antigua Persia en unas crónicas sobre una batalla contra el Imperio bizantino romano hacia mediados del año 600. En principio fue muy apreciado como manjar exótico, así como reconocido el valor energético que proporcionaba. Viajando a través de la ruta de la seda, fue demandado desde boticas a palacios, extendiéndose y popularizándose su consumo. Pero no sería dada a conocer por los árabes a los europeos como se procedía para su manufacturación final, la conversión en polvo blanco, hasta aproximadamente el año 1.000 con la llegada de las Cruzadas. Finalmente arrió en España a través de la invasión islámica.
Su uso causó furor y supuso un condimento muy utilizado. En Canarias se imitó el modo productivo de las isla portuguesa de Madeira, desde donde hacia 1420 la había traído Enrique el Navegante, y prosperaba con mucho éxito. Pedro de Vera comprobando la alta calidad del suelo canario no habiendo aún finalizada la conquista de Gran Canaria, manda traer caña para plantar, y personal especializado de la isla portuguesa. Constatando que la fertilidad de las tierras canarias era más propicia, arrasó en menos de una década con bosques de pinares y laurisilva, así como se secaron y drenaron inmensas lagunas y afluentes de barrancos, Erigiéndose más de una veintena de los llamados ingenios para su extracción y procesamiento en calderas de cobre, ruedas de mole y prensas de las que era necesario habilitar -debido a la gran cantidad de agua necesaria para ello-, de una infraestructura hidráulica.
Fue una época que se la denominó fiebre del oro blanco. Era tal el valor del mercado de éste producto que Alonso Fernández de Lugo financió con sus ganancias, gran parte de la guerra contra Tenerife y La Palma. Su explotación del ingenio de Agaete fue una de las más prósperas de la isla.
A medida que el cultivo del azúcar fue en aumento y acaparar el pilar de la economía, en las islas se fueron introduciendo los esclavos negros llegados desde las costas de Guinea (Colonia portuguesa), y de expediciones a Cabo Verde, Senegal, y Costa Ecuatorial Africana, cuáles eran posteriormente subastados al mejor precio y postor. Así en el siglo XVI la esclavitud se convirtió en el motor del desarrollo económico de las Islas, reportando grandes beneficios enlazando el comercio canario-africano con el canario-americano. Ya que una parte de los esclavos que se adquirían en África tenían como destino final su exportación a América (Islas del Caribe, Brasil, Venezuela…), donde eran muy demandados en aquellos parajes de descubrimientos de tierras emergentes, y Canarias geográficamente estaba en una conveniente posición estratégica de paso. Aunque se calcula que perecían a lo largo de la larga travesía un 40 %, por las duras condiciones tanto higiénicas como de mal nutrición, encadenados y hacinados en bodegas como ganado. La isla de Gran Canaria fue la de mayor presencia de esclavos, pero a partir del siglo XVII con el cambio de modelo productivo pasando del azúcar al vino, los esclavos fueron menos necesarios, aunque la esclavitud se abolió hacia el siglo XIX, a finales del siglo XVIII apenas quedan esclavos en Canarias. El cambio del monocultivo de la caña se le debe al segundo viaje que efectuara Cristóbal Colón a Las Indias, ya que este llevó la caña de azúcar cual creció y se multiplicaría por los trópicos del Nuevo mundo en el siglo XVII.
Los castigos que se propinaban a los esclavos por conductas delictivas eran de lo más variopintas; desde azotes en público (desde 50 a 300), corte de una oreja, exponerlos desnudos en una plaza, ahorcamiento… Cuando intentaban huir lo más común era marcarlos con hierro herviente a rojo vivo en la cara. Los castigos más crueles eran los cometidos contra el poder eclesiástico, que iban desde la tortura con amputaciones, la hoguera, o la llamada pringado que consistía que después de ser duramente azotado en la carne abierta se vertía carne de tocino derretida al fuego.
En esta época aumento también el contrabando entre las islas y las flamantes tierras recién descubiertas al otro extremo del océano, con el apremiante tráfico de esclavos como mano de obra para explotar las nuevas tierras y se recurrían a la picaresca para evitar pagar los impuestos de previo aprobación de la Casa de Sevilla y los cánones a la Corona, con los envíos de la mercancía directamente a Las Indias amparados por una corrupción institucional e administrativa. Sobre todo con el cambio de modelo económico del cultivo de vino en sustitución del azúcar, ya que los vinos canarios llegaban en mejores condiciones al continente americano en tráfico directo que desde España.
En la actualidad el mundo laboral de la producción de la caña de azúcar no ha variado mucho al pasado, más por su condición de pertenecer la producción de estos ingenios azucareros a países terceros. La mano de obra generalmente autóctona (como en Haití, La República Dominicana, y Brasil), vive en extrema precariedad semejante a la esclavitud con un sueldo de miseria dedicándose a ello en jornadas maratonianas, soslayando los más elementales derechos humanos actuando estas empresas con un modo de proceder mafioso. De estos tratos y vejaciones a la mano de obra son conscientes sus gobiernos y empresas multinacionales como Pepsi Cola y Coca Cola, -las mayores compradoras de azúcar del mundo-, no han hecho nada para denunciar tales abusos.
Los principales productores mundiales son el continente asiático, los países iberoamericanos, y Oceanía. Así de mayor a menor son: Brasil, India, China, Tailandia, Pakistán, Colombia, Australia, Estados Unidos, Filipinas, Indonesia, Cuba, Sudáfrica, Argentina, Birmania, y Bangladés.
Como añadido a la caña de azúcar, una de las bebidas espirituosas propias que aún en nuestros días goza de fama internacional es el Ron miel (Ronmiel), que se elabora básicamente a partir del ron, aguardiente de caña y miel de abeja. Su graduación alcohólica no es muy alta y oscila entre los 20 al 30 % vol, el líquido tiene un color caoba brillante y su sabor es suave y dulce. Su historia se remonta a finales del siglo XV y principios del XVI, y tiene origen en los monjes del Convento de San Francisco de Las Palmas de Gran Canaria, y existe documentación diversa hacia 1640 de su exportación mercantil hacia Las Indias, aunque se registra como producción propia a nivel industrial desde aproximadamente el 1880. Pero sería a mediado de los años 50 del siglo XX cuando la bebida gozara de mayor popularidad. En Gran Canaria destaca su producción en Arucas, en su famosa destilería de ron fundada en 1884 llamada en principio Fábrica de San Pedro, y que tiene el mérito de ser una de las bodegas de producción de ron más antigua de Europa. La destilería de Ron de Arehucas tiene tradición de celebrar la llamada Ruta del Ron, Tapas y Pinchos, entre los meses de marzo y agosto. Así mismo la capital tinerfeña de Sta. Cruz de Tenerife, la destilería de Cocal es igualmente meritoria de fabricar uno de los rones mieles de más éxito de Canarias.
Destilería San Bartolomé de Tejina en Tenerife, fundada en 1948.
Ambas destilerías como muchas en España, se están ocupando de hacer gran cantidad industrial de geles hidroalcohólicos para ayudar a paliar la pandemia del actual Covid-19.
Como punto final decir que en poco más de cinco siglos que el archipiélago canario fue conquistado, ha pasado por diferentes estadios agrícolas principales. Desde la caña de azúcar a la producción del vino, el tabaco, la cochinilla, y por último el plátano y el tomate.
En la actualidad desde los años 70 del siglo pasado, la agricultura casi se ha abandonado a favor de la economía turística en el sector servicios. La última reivindicación del sector agrario fue la sonada manifestación del año 1992, protestando por la preferencia en el mercado del plátano americano (la banana), y los tomates traídos mayoritariamente de Marruecos, u otros terceros países con precio de bajo coste en origen, sin poder competir contra ellos, y que obliga a abaratar los precios por kg a los intermediarios, muy a la baja de lo que cuesta producirlos, reclamándose al gobierno dada esta competencia desleal, que luchara por equiparar los precios, pero sin éxito. No es casualidad que el cambio de modelo económico a favor del turismo en detrimento del sector agrario-ganadero guarda relación con la entrada de España en la CEE (efectiva desde 1986), presidiendo el gobierno nacional Felipe González (desde 1982-1996), y como presidente del gobierno de Canarias Jerónimo Saavedra (desde 1983-7, y desde 1991-3). En 1992 entra en vigor la libre circulación de trabajadores en la U.E, y se firma el Tratado de Maastricht.
Una de las últimas reivindicaciones aunque sin mucho fuelle, se produjo hacia el año 2014, y en fechas de marzo del 2020 (presidiendo el gobierno Pedro Sanchez en coalición con el Partido Unidas-Podemos), el muy disminuido sector agrario canario se une a las grandes manifestaciones españolas en fuerza común contra las grandes cadenas comerciales, y la política europea (PAC), por sus bajos precios que hacen insostenible el sector, exigiendo que se imponga pactar unos precios mínimos en origen.
Protesta de agricultores en Sta Cruz de La Palma acaecida a principios de noviembre del 2016 por la aplicación de unos precios justos a los plátanos canarios, y en contra la liberación de mercado no pudiendo competir contra los precios que imponen las grandes cadenas comerciales.
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