sábado, 4 de abril de 2020

Las grandes Epidemias sucedidas en tierras Canarias

En el ámbito de las grandes epidemias, poco sabemos de los tiempos prehispánicos y que consecuencias tuvieron para la población aborigen como por ejemplo la pandemia de escala mundial que fue la Peste negra, una de las epidemias de origen bacteriano más mortales y temidas en la antigüedad, que en 1348 se ceba en Europa -especialmente en ciudades cosmopolitas como Florencia, Roma, y Paris-, y que pudo haberse cepillado a 1/3 de su población.
Lo que si hay constancia es que la Peste ameniza en Canarias hacia 1506, e hizo estragos en Tenerife, Gran Canaria, y las islas más orientales. En Tenerife causó un gran número de muertes con los guanches que todavía mantenían sus costumbres en tierras de Anaga, aunque la más grave se sucedió en 1582, diezmando en gran número los habitantes isleños, llegando a cifras de 7.000 muertos.
Tenemos registros históricos de que los conquistadores trajeron el mal de modorra, con síntomas similares a la gripe que producía una fatal somnolencia contagiándose los nativos de las principales islas, aunque según el historiador José de Viera y Clavijo la que mayor mortandad sufrió fue la isla de Tenerife, acabando aproximadamente con un 25% o más de los guanches. La epidemia azotó a los aborígenes, sin defensas naturales para hacer frente a este mal, en plena conquista de Tenerife desde el otoño de 1494 al invierno de 1495.
Las pandemias en Canarias fueron relativamente habituales por sus condiciones geográficas de paso marítimo hacia América, África, o Europa, y aunque se procedía con los barcos sospechosos estableciéndose cuarentenas, no se acababa por respetar del todo por ejemplo para llevar suministros por lo que había algún contacto esporádico. El vehículo de propagación transmisores de los virus y bacterias, habitualmente son causadas por pulgas u otros parásitos, ratas, e insectos como los mosquitos. Como anécdota, en 1832 al mismísimo Charles Darwin se le prohibió el desembarco en Tenerife del barco en que viajaba, el Beagle, porque se había desencadenado días antes a bordo un importante brote de Cólera, padeciéndolo el mismo naturalista en su camarote. Precisamente una de las pandemias más importante acaecidas en Canarias fue en 1851 de esta citada enfermedad, atacando con especial virulencia a la provincia de Las Palmas de Gran Canaria, dejando más de 6.000 muertos en la isla. La ciudad se sintió desamparada por parte de Tenerife, y ello contribuyó a agudizar el pleito insular por la capitalidad, hay que recordar que durante el reinado de Isabel II, se ratificó en 1833 a Sta. Cruz de Tenerife como capital del archipiélago. 

El naturalista Charles Darwin, autor de la revolucionaria obra El origen de las especies quedó confinado en su barco en cuarentena en Tenerife.










Sin embargo en Tenerife se sucedió unas décadas antes, entre 1810-11, una de las mayores pandemias de su historia provocada por la temible fiebre amarilla o “vómito negro”, llegada desde un barco procedente de Cádiz que propagó la enfermedad entre la población dejando alrededor de millar y medio de víctimas. Incluso se tuvo que construir nuevos cementerios para tal número desbordante de muertos. En 1838 le ocurrió a Las Palmas, reinando en España Isabel II (1833-68),  llegando el mal a través de un bergantín llamado Temerario procedente de La Habana, que arribó en el Puerto el 23 de agosto, y aunque se sabía que había tripulantes que sufrían las dolencias, no se guardó la pertinente cuarentena habitual de dos semanas sino de apenas una, con las fatales consecuencias de extender la epidemia, que aunque finalmente no se produjo muchos contagios si casi se produce un levantamiento armado por el peligrar de los intereses comerciales debido al obligado confinamiento.


El archipiélago también se vio azotado por otros males como el de la malaria, la tifoidea, el tifus exantemático, la difteria, el sarampión, la viruela (siendo Tenerife uno de los primeros lugares del mundo en donde se probó la vacuna a principios del siglo XIX, por el médico alicantico Xavier Balmis que llevó a cabo una misión humanitaria para llevar la vacuna hacia Hispano-América, cinco años después de su descubrimiento, oficialmente en 1798 por el inglés Edward Jenner), o la gripe, con mayor o menor virulencia en el tiempo, y que por cierto la famosa gripe española de 1918, afortunadamente no arrojó gran cantidad de víctimas como ocurrió en el resto del mundo. 

No hay comentarios: