viernes, 3 de abril de 2020

Grandes Pandemias de la Humanidad. La llegada de la "Parca", la Peste bubónica (1346-8)


La Parca se refiere a la Muerte. El término viene de la mitología griega, aunque ha sido adaptado por otras culturas primitivas. La Parca en realidad lo compone tres deidades que rigen el destino (Fatum) de los hombres desde su nacimiento hasta su muerte. En la mitología romana se personificaba en tres deidades (Nona, Décima, y Morta) representadas en figuras de ancianas que tejen metafóricamente "el hilo de la Vida de cada mortal".

Acompañantes de la humanidad han sido siempre las plagas de las enfermedades epidemiológicas con enormes consecuencias de mortandad en su propagación, como por ejemplo este nuevo virus el SARS-Cov-2 (Las siglas iniciales hacen referencia al Síndrome respiratorio agudo grave), causante de la enfermedad desgraciadamente en estos momentos que vivimos muy popular llamada Coronavirus o COVID-19, detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan hacia diciembre del 2019. La enfermedad con efectos muy similares al de la gripe común, en su estadio grave produce una inflamación severa pulmonar y se hace indispensable el uso de respiradores de ventilación mecánica. Por cierto, añadir que los primeros ventiladores, que eran unos grandes aparatos y que por ello se los llama Pulmones de Acero, fueron usados desde 1953 en Dinamarca ante el avance de la pandemia de Polio, que llega a producir una parálisis irreversible de los músculos respiratorios, y que ataca con graves consecuencias a los niños, se cebó especialmente en EEUU, Canadá, y Argentina. Por ese mismo año el estadounidense Jonas Edward Salk (n.1914-m.1995), crea la primera vacuna contra la poliomielitis, que fue empleada masivamente una vez completado los estudios, hacia 1955.

En el pasado una de las más recurrentes fue los azotes de la Viruela siendo transmitida principalmente por piojos y pulgas y que finalmente logró erradicarse hacia 1980. Además de infectar Europa se propagó por el llamado Nuevo Mundo durante la conquista de América contagiando a millares de indígenas. En ocasiones fue adrede recurriéndose sórdidamente como arma biológica, aunque no está demostrado que lo hicieron los españoles, existen documentación de que si recurrieron a ello potencias como los ingleses, y holandeses, regalando a los indígenas utensilios y numerosas prendas textiles infectadas. Hacia el siglo XVIII se hiso especialmente virulenta extendiéndose matando o desfigurando a millones de personas, contribuyendo en gran medida a que en este siglo la tasa de población creció de manera desmesurada haciendo más fácil la propagación de la enfermedad. Fue una gran plaga hasta que el inglés Edward Jenner probó con éxito la primera vacuna hacia 1796 en un niño. De hecho la palabra vacuna lleva ese término por como Jenner ejerciendo de médico rural consiguió el remedio contra el mal, ya que se percató que las mujeres que ordeñaban vacas y con vacas enfermas de la enfermedad, después de un sarpullido con otras manifestaciones de carácter leve quedaban inmunizadas, y decidió pues utilizar la sangre de las pústulas de una mujer enferma con la viruela bovina y se lo inyectó a un niño de ocho años. Meses más tarde, inoculó al mismo niño, esta vez con la temible viruela humana, y comprobó que el niño había quedado inmunizado.
Hay que decir que España fue pionera en la utilización de la vacuna descubierta por Mr. Jenner, usando su método sólo 5 años después en 1803 en una expedición comandada bajo la regencia de Carlos IV para tratar de erradicar la altísima pandemia que se cebaba en el Nuevo Mundo, y a cuyo cargo estuvo el doctor alicantino Francisco Xavier Balmis. La misión partió de la Coruña con 22 niños huérfanos de edades entre los 3 y 9 años llevando en sus cuerpos inoculada la vacuna para difundirla en un viaje que duró 3 años, hasta 1806. Recabando primero en Canarias como primera escala del largo viaje, concretamente en Sta. Cruz de Tenerife e inoculando a muchos de los habitantes contra el mal continuando luego viaje por las Antillas, México, y a lo largo de Sudamérica. El término de vacuna como vocablo fue acuñado definitivamente un siglo después en 1881 en su honor por Louis Pasteur. Aunque hay que decir que en realidad los sueros más utilizados para la creación de vacunas, provenía de caballos o cabras.


También en el pasado concurrieron grandes pandemias de Cólera con grandes registros en los años 1800 a 1966 causando gran cantidad de muertes en medio mundo. Otras recurrentes fue las apariciones de Tifus, mal habitual durante las Cruzadas. En España se desencadenó una gran epidemia hacia 1489, sobre todo en Granada, y durante la batalla se perdieron más efectivos por transmisión del virus que por el campo de batalla. También esta plaga diezmó a ejércitos como los de Napoleón.

Una de las epidemias raras tremendamente contagiosa y que ocasionó millares de muertos fue el llamado Sudor inglés, Sudor anglicus, o pestis sudorosa, que según se documenta en principio solo afectó, y siempre mayoritariamente, a Inglaterra durante el siglo XV y XVI sucediéndose en los sucesivos años de carácter cíclico. El mal causaba fiebre con dolor severo de cabeza, náuseas y vómitos, y sobre todo sudor intenso provocando mucha sed. Tal era la gravedad en los contagiados que no duraban más allá de 48 horas. No se registró que la contrajeran ni los bebés ni los niños, padeciéndola generalmente varones adultos. Se cree que su origen como agente transmisor fueron las ratas, y se constata que millares de ingleses perecieron al contraer este mal en los últimos estadios de La Guerra de las Dos Rosas hacia el año 1485, pero otra hipótesis sugiere que su origen fue traído por mercenarios franceses procedentes de Rhodes contrayendo el mal hacia 1480 de las batallas contra el Imperio otomano, estando los turcos inmunizados y acabando los franceses igual. Fue tal la expansión de la enfermedad que en 1501 alcanza al flamante heredero de la Corona el príncipe Arturo Tudor muriendo poco después ascendiendo por ello al trono su hermano Enrique VIII. Los brotes de la epidemia desaparecían misteriosamente volviendo a aparecer en oleadas durante los años 1485-6, 1502, 1507, 1517, 1528-9, 1551-2, y por última vez hacia 1578 no registrándose más casos.

Destacar las grandes epidemias de las variantes de la gripe, en especial, la histórica temible Gripe Española de 1918 y que duraría aproximadamente hasta el 1920, con una gran tasa de mortandad. Se calcula que mataría entre 20 y 40 millones de personas. Aunque el primer caso oficial se desencadenó en EEUU (Kansas), fue llamada gripe española porque recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, debido a que España por su posición neutral no estaba involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad. Tras registrarse los primeros casos en Europa, puede que desde Francia la gripe pasó rápidamente a España. El conflicto bélico de la Gran Guerra alimentó la propagación junto con la llegada de la modernización de los medios de transportes. Las últimas investigaciones al respecto apuntan a que la enfermedad pudo tener su origen en Asia, en alguna zona de China.

Otro virus de importancia y peligrosísimo por su alta mortandad es el Ébola, enfermedad que se detectó en territorio subsahariano hacia el año 1976. Aunque gracias a que su modo de contagio es más dificultoso pues se trasmite con contacto más directo con sangre, fluidos corporales o vísceras de animales o personas infectadas, se ha podido por ello contener más fácilmente los brotes epidemiológicos. Además de la eficaz contribución del amplio abanico de modernos antibióticos.
Relativo a la Peste hay constancias de ella ocasionando grandes mortandades con fuertes brotes epidemiológicos en la antigua Roma azotando al Imperio intermitentemente normalmente en épocas de verano desde los siglos 100 al 200. Pero hay que enfatizar que desde tiempos inmemoriales se cataloga de “Peste” referido a una epidemia de gran mortandad de la cual se desconoce sus causas y origen infeccioso pudiendo ser cualquier enfermedad infecciosa. Aunque es más que probable que el mismísimo emperador Marco Aurelio (121-180), muriera a causa de contraer esta enfermedad y no de la viruela como se achacó su muerte, conclusión que han llegado recientemente lo investigadores en nuevos estudios. En ese momento -año 180-, el emperador se hallaba combatiendo contra las tribus bárbaras germánicas en las fronteras del Danubio (Viena), y la enfermedad acabó con una buena parte de los hombres de su ejército. También causó una gran mortandad la que asoló al continente entre los siglos VI-VII -hacia los años 500 d. C.- comenzando el foco entre Egipto y Palestina, bajo el mandato del emperador Justiniano del Imperio bizantino y desde allí viajando por toda Europa. Incluso se sospecha que pudo haber utilizado este mal como arma biológica las riadas de los mongoles tártaros en sus asaltos a ciudades arrojando cadáveres infectados para provocar la epidemia y su posterior conquista. Como se recoge históricamente hacia 1346, en el que estos lanzaron cadáveres infectados sobre las murallas de la ciudad de Kaffa (actual Feodosiya, Ucrania), que se encontraba sitiada causando la casi desaparición de sus habitantes.
En cierto modo guarda relación con la peste, el acontecimiento histórico la llamada Pequeña Edad de Hielo que según los últimos estudios científicos, confirman se produjo entre los siglos VI y VII con un descenso sostenido de la temperatura en el planeta de hasta 4ºC de media, y que produjo importantes carencia de alimentos puesto que afectó a la agricultura y el pastoreo. Se cree que fue causada por sucesiones de grandes erupciones volcánicas que llevó a que las cenizas bloquearan, la llegada de la luz solar. Los efectos de las hambrunas con la consiguiente mortandad ayudaron a que la peste se extendiera con mayor virulencia. También se recoge que hacia el siglo XV se produjo otra pequeña edad de hielo de bajas temperaturas, guardando relación en el descenso demográfico a nivel mundial de la población.

Pero el inicio de la gran mortandad que recoge la historia de la Peste Negra (1346-7), fue la llegada del brote más mortal que se conoce importado desde Oriente, posiblemente desde zonas de China, entre los años 1300-20 aproximadamente.


La Peste llega oficialmente a Europa a través de la ruta de la seda de las relaciones comerciales con Asia Central traída por los barcos genoveses y venecianos provenientes del Mar Negro. La responsable son las pulgas de la plaga extendida de una variedad de ratas negras que estaban muy presentes en convivencia con los humanos, viajando éstas infectadas a bordo de los barcos mercantes. Finalmente arriando en puertos de Italia se propaga el mal infectando rápidamente al resto de Europa (1348).
El mal llamado en principio La Gran Mortandad arrasó pueblos enteros y diezmó principalmente a la gente pobre, pero sin distinción alcanzó también a la nobleza. La peste importada era de carácter bubónica, transmitida únicamente por las picaduras de las pulgas de las ratas. Pero más tarde mutaría y se convertiría a la cepa más peligrosa; la neumónica, cual se propagaba a través del aire en contacto cercano con un enfermo. Acabando por convivir las dos cepas el contagio se hiso masivo e incontrolado sobre todo porque los científicos y médicos de la época desconocían el medio de transmisión. El Papa Clemente VI muy preocupado por las terribles noticias que le llegaban, tuvo que intervenir entre las hipótesis más descabelladas. Sobre todo a la que culpaba a los judíos de ser los responsables envenenando a los pozos, y tuvo que sacar unas bulas para tratar de evitar la persecución hacia estos que se avecinaba, pero con poco resultado. La sinrazón mató a millares de judíos culpándolos. Lo cierto es que a los judíos siempre se les atribuían ser los culpables de todos los males. Estas creencias populares continuaron en el futuro en siglos venideros.
Llegaron a la conclusión -cuajando más esta hipótesis-, que se debía a factores de cambios medio-ambientales del mundo que daba origen a una “pestilencia” en el aire que mataba al cuerpo. Y por ello por esta peste ambiental se la definió con el nombre de la Peste. Contribuyó a esta creencia de tipo medioambiental a las grandes sequías y hambrunas por el exceso de población del último siglo de la Edad Media y principios del Renacimiento. Se llegó a abandonar los campos por miedo al contagio y se cometieron horribles actos llegando a tapiar en sus casas a familias enteras ante la menor sospecha. También se le llamó Muerte Negra por las costras y bulbos negros con emanaciones de sangre oscura de ellas. Estos bulbos eran unos nódulos muy dolorosos y se localizaban en las ingles, el cuello y las axilas.
En España la peste desembarcó con la llegada de la dinastía monárquica de los Trastámara, hacia 1348 desde las zonas de los puertos principales, y se cebó avanzando por todo el territorio. Sobre todo en Cataluña en especial en el litoral de Barcelona y Tarragona. Desde allí pasaría a Lérida, Huesca, Zaragoza, invadiendo territorios de Castilla, León, y Portugal. Además de su entrada por el sur Algeciras y Gibraltar, en definitiva a todos los rincones del territorio. Ello trajo consecuencias demográficas importantes desde 1352-1385 quedando la sociedad bastante dañada. También trajo consigo especialmente en Barcelona la persecución atroz hacia los judíos.
La Peste Negra mató aproximadamente a 1/3 de la población de Europa. Italia fue el país más afectado. Se extendió como fuego por toda Europa hasta llegar pasando desde Inglaterra, Irlanda y Escocia, a la misma Groenlandia. Alcanzó su punto más álgido entre 1346 y 1361. Y se calcula que fallecieran unas 20 millones de personas de las aproximadamente 60 millones que había en Europa. También llegó hasta remotas zonas de Escandinavia y se especula que la plaga fuera la culpable de acabar con los temidos vikingos. Estos a su vez pudieron haberla esparcido por tierras del Canadá ya que por indicios históricos apuntan que tuvieron expediciones hacia América.
Como anécdota curiosamente el papa Clemente VI pudo haberse librado de caer enfermo porque pasó el verano en termas, y el calor mataba a las pulgas y las repelía aunque fue totalmente inconsciente de esto.
A tal punto tuvo tanta importancia la letal enfermedad que el surgimiento y origen de la Semana Santa deriva de estos periodos oscuros de mortandad de la Edad Media. Considerado el mal principalmente como castigo divino, surgen las primeras Cofradías (Hermandades) a finales del siglo XIII con una finalidad de cumplir penitencia, para honrar a Dios y pedir su perdón. Los primeros desfiles fueron de los llamados flagelantes; cuales a espalda desnuda se daban constantes latigazos para según sus creencias conseguir expiar sus pecados.
La pandemia volvió a aparecer aunque algo menos terrible hacia el año 1362, y azotó duramente a Cataluña sobre todo se cernió sobre Barcelona. La parca aparecería de un modo cíclico reactivándose cada 10 años, aunque los siguientes focos fueron cada vez menos virulentos y expansivos.
Los médicos apenas se atrevían a tratar con algún afectado por el mal, y lo solían hacer a distancia ante el gran índice de mortandad de todos aquellos que entraban en contacto con los enfermos, y por estas sospechas de infección por aire contaminado, empezaron a usar unos trajes protectores que tuvieron mucho éxito. Fue en Venecia, durante la epidemia entre los años 1575 y 1577, que se comenzó a utilizar una vestimenta especial para los médicos que atendían a los pacientes comenzaron a usar guantes de cuero, gafas, sombrero de ala ancha y un enorme abrigo de cuero encerado que llegaba hasta los tobillos. Y además de la vara utilizada para apartar a aquellos que se acercaban demasiado. Como complemento utilizaban la conocida máscara con forma de pico de ave, y rellenaban la zona del pico con plantas aromáticas para mitigar los fétidos olores. Además de que el pico ayudaba a impedir que se acercara demasiado a inhalar el aliento del infectado. Parece que además existía la creencia que la enfermedad pudiera ser transmitida por los pájaros (aunque no sabían que estos son inmunes a esta bacteria). Lo cierto es que estos trajes no los protegían del todo, pero hubo menos infectados. Los tratamientos se basaban principalmente en el sangrado de los bulbos.


Médicos venecianos, la máscara y vara fue una medida de protección para no contraer el mal.

Relacionado con Venecia circulan chismes sobre una de sus islas cercanas denominada Proveglia, o también llamada Isla de la Muerte, y en donde leyendas urbanas comentan que está prohibida su entrada. Así como también afirma que el lugar fue reconvertido durante el siglo XIV en una especie de Hospital, y a donde se acabó por exiliar a todo infectado o sospechoso de estarlo. Los moribundos se mezclaban con los cuerpos sin vida que eran arrojados sin piedad por los guardias venecianos, a enormes fosas comunes por millares que posteriormente purificaban quemándolos. Durante todas las grandes plagas posteriores se continuó llevando a cabo esta acción, por lo que el territorio queda sembrado de esqueletos y polvo de muertos. Se dice que hacia 1922 se construyó un complejo psiquiátrico en donde se cometieron mucho tipo de torturas y aberraciones producto de la época para tratar las enfermedades mentales graves, y muchos tanto pacientes como personal, fueron testigos de fenómenos paranormales asociados a la trayectoria histórica y macabra de la isla. En la actualidad es considerada por los pseudocientíficos de gran interés como un lugar plagado de sucesos paranormales.


Aunque parece que todo ha sido un bulo o más bien una confusión de isla, ya que la isla que refleja la historia a la que se atribuye que sirvió para llevar en oleadas a los enfermos fue otra isla cercana a aquella llamada Lazzaretto Nuovo, cual fue convertida en Isla-Hospital junto a su homónima isla Lazzaretto Vecchio. Estas islas tenían un uso de contención frente a las epidemias a donde se llevaban los pacientes para evitar y frenar la propagación.
Conviene especificar que el término Lazareto son islas o lugares desahitados que servían de hospital-prisión, a donde se llevaban a todos aquellos sospechosos provenientes principalmente del mar de tener algún tipo de mal infeccioso que pudiera originar epidemias, y donde se mantenían en cuarentena. En el mediterráneo existieron muchas islas con función de lazaretos, por ejemplo en España la más conocida fue la isla de Menorca construida en el puerto de Mahón funcionando durante un siglo desde 1817-1917, en principio fue una prisión construida hacia 1793 durante el reinado de Carlos III.
Las epidemias sucesivas fueron cada vez menos agresivas y más aisladas hasta que finalmente hacia 1863 se descubrió al bacilo responsable de este mal. Y se preparó la primera vacuna. Hacia 1894, Alexandre Yersin, médico suizo de nacionalidad francés, que estudiaba la peste bubónica en Hong Kong, describió por vez primera a la bacteria que la causa y que se llama Yersinia Pestis en su honor, y se creó la 1ª vacuna pero poco efectiva y sólo en casos de cepas bubónicas.
Esta plaga parece ya superada aunque no se ha erradicado todavía en la actualidad y aún se puede encontrar casos aislados sobre todo en África, pero también se han dado casos en Asia y Sudamérica. Aunque se limita mucho el contagio con pocas víctimas. Contribuye además en gran medida la casi extinción de la enfermedad por la inestimable aparición de los antibióticos y las condiciones higiénicas, pero todavía aún con tratamientos médicos, los pronósticos en personas infectadas son de una tasa de mortandad del 50%.

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