En el patio de una de las antiguas casas consistoriales del ayuntamiento de Gáldar, concretamente la que se encuentra entre la calle Tagoror y la plaza de Santiago de Los Caballeros, se halla un emblemático drago que se calcula tiene una edad de aproximadamente 300 años. Su altura ronda los 8,5 m y su perímetro troncal son de unos 2,5 m.
La leyenda mítica dice que los Dragos surgieron de las gotas de sangre derramada tras dar muerte el semi-dios Hércules a un dragón. La sabia es conocida como "Sangre de Dragón" por su color rojizo a la que se atribuye numerosas cualidades medicinales. Así como florece cada 15 años
En ello surge la leyenda de La Bruja Regañona. La bruja, de nombre Catalina, fue una joven que se cree perteneció a la burguesía, la cual para escapar de un triste matrimonio concertado ingresa en un convento durante unos años donde aprende el arte de curandera. Tras salir del convento se dedica a esta práctica con cierto éxito, principalmente utilizando en sus pócimas la savia de aquel drago. Los niños la apodan "La vieja regañona", y mientras su fama, la competencia no sienta bien al boticario, médico del lugar, que logra convencer a los vecinos, gente muy supersticiosa, que se trataba de una bruja y que había que cortar el drago, por lo que una noche los reúne y los exacerba gracias a su labia para decidirlos armados ir a cortar el drago y quemar de paso a la bruja. La chamana logra impedirlo, pero al día siguiente del suceso se encuentra el cadáver del boticario y no hay rastro de la curandera como si la tierra se la hubiera tragado. Por lo que surge la leyenda de que el espíritu de la curandera había trasmutado al drago, llegando al punto de que se decide hacer un exorcismo. Se realizó el ritual y para dejarlo sellado se graba en una de sus ramas el dibujo de una señora con una pequeña inscripción: "La Vieja Regañona (11 de Julio, Gáldar, de 1913)".
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