lunes, 3 de noviembre de 2008

El rey David contra el filisteo gigante Goliat. La raza de los Gigantes

A saltado la noticia de que al sur de Jerusalén, en el valle de Elah, donde la tradición sitúa la batalla entre el israelita David, y el filisteo Goliat, un equipo de arqueólogos israelíes ha desenterrado los restos de un asentamiento amurallado de unos 70 m por 6 m de largo que pudo construirse hacia el siglo X ó XI a. C en el enclave del antiguo Jerusalén, entre el llamado Monte del Templo y la antigua Ciudad de David, y que actualmente corresponde al barrio árabe llamado Silwan. La muralla defensiva data por tanto de 3.000 años a fechas que según la biblia gobernaba el rey Salomón, rey de Israel, e hijo del rey David. La barrera de piedra forma parte de un complejo defensivo en estado muy ruinoso. Los restos de un asentamiento amurallado tiene casi un kilómetro de longitud, y el famoso Carbono-14 lo data dentro del supuesto reinado de David, entre los años 1000 y 975 a. C.



Aunque por otro lado allí también en el Valle de Elah en fechas del 2012, se descubrió una tinaja, una jarra con inscripciones que llevan el nombre de Eshbaal ben (hijo de) Beda, en letra Cananea antigua. Eshbaal Ben Shaul, gobernó Israel en el mismo tiempo que David, y es nombrado por la Biblia. Fue asesinado siendo decapitado y llevada su cabeza a la corte de David en Hebrón. Aunque el nombre Beda no aparece recogido en otras inscripciones antiguas.
Hasta fechas del 2015 en este citado asentamiento se han ido hallando fortificaciones con puertas, un antiguo palacio con salas de culto, almacenes, y cuatro tinajas más desquebrajados o pedazos de ellas en la que aparecen inscripciones con más de 3.000 años, bajo el Reino de Judea, de la época correspondiente a la del rey David.
Actualmente se buscan más asentamientos fortificados del siglo X. a. C. de poderosos reinados israelitas ligados a los reinados de David y Salomón, ya que en ningún texto tanto egipcio o mesopotámico de la época los nombran. Ni siquiera hay huellas de la pomposidad y monumentalidad asociada al reino de Salomón. A posteriori las pruebas encontradas de estas monarquías son superfluas y nada concluyentes...
Con respecto al pueblo de los Filisteos se han hallado prueba de su existencia desde el año 2013 con el descubrimiento al Sur de Israel, entre la Franja de Gaza y Tel Aviv, de un cementerio con unos 145 cuerpos además de hallazgos de objetos de alfarería de color rojizo y negro. La civilización Filistea que se especula desapareció hace unos 2.600 años, aparece en la Biblia dentro del Génesis (Libro de Samuel), donde se dice que fueron sus guerreros quienes se llevaron el Arca de la Alianza, además del célebre duelo entre el gigante Goliat y David. El adjetivo de filisteos para denominar a este pueblo viene a significar de “espíritu vulgar y actitudes torpes”. Los hallazgos de los esqueletos echan por tierra que fueran una raza de gigantes ya que tienen apariencia de humanos de talla normal y se cree que era un pueblo de carácter marinero y de actividades muy diversas, destacando el comercio. Estaban relacionados culturalmente con los Fenicios, ya que se ha encontrado diferentes escritos en tablillas en un dialecto similar.
En cuanto a la Raza de Gigantes que se alude en muchas culturas de leyendas y tradiciones ancestrales sobre pueblos de seres de grandes proporciones -y que también se recoge en la Biblia-, todavía no se ha encontrado ninguna prueba concluyente ni física. Aunque sí que se han hallado algunos cuerpos de seres gigantescos, ha sido a modo excepcional (como por ejemplo el Gigante de Java) sin relación a ninguna tribu o pueblo en que todos sus integrantes fueran gigantes.
Aunque ello según la Biblia se debe a que prácticamente se extinguieron tras el Diluvio Universal. El país donde más se cuentan de la presencia en el pasado sobre tribus de Gigantes es en EEUU. Estas teorías también hacen hipótesis sobre los kurgan (los primitivos Arios), una raza de gigantes que vivió en las estepas rusas entre los años 5000 y 2000 a. C. y cuyo carácter belicoso les llevó a extenderse por todo el planeta: hasta el Sur de Canaán (por Israel y Palestina), e incluso hasta remotas regiones como América y Australia.


Los Gigantes también se los relaciona con los Titanes (Titánides las de género femenino), de la Mitología Griega. El mito dice que en los principios del Hombre -la humanidad-, la llamada Edad de Oro, en semejanza a cuando el hombre vivía en el Edén bíblico. Los Titanes (Dioses primogénitos), convivían con los humanos, y entre ellos estaba Prometeo; el Titán que dio a conocer el fuego a éstos enfrentándose a Zeus, el más poderoso de la nueva generación de dioses. En venganza Zeus hizo que fabricaran a una mujer perfecta llena de virtudes llamada Pandora que enamorara al hermano de Prometeo, Epimeteo, cual acabó perdidamente enamorado y pese a que su hermano siempre le advirtiera que no se relacionase con Zeus ni aceptase ningún regalo suyo terminó casándose con ella. Zeus le había entregado a Pandora un regalo de boda y que al abrirlo se desataron todos los males inimaginables para con la humanidad. Seguidamente captura a Prometeo y lo manda a encadenar en un monte del Cáucaso, en donde un águila iba a comerse cada noche su hígado. Al ser inmortal éste se regenera cada día, y la sobrenatural águila volvía puntual a repetir la macabra escena. Finalmente Zeus se ampara enviando a su hijo Hércules en prueba de valor, que lo libera atravesando al águila de una flecha. Agradecido Prometeo le rebeló como obtener las Manzanas doradas de las Hespérides, que otorgaban la ‘Inmortalidad’. Aunque hay otras versiones diferentes respecto a su liberación.

De lo sucedido con Pandora viene la expresión: “Abrir la caja de Pandora”; que viene a significar que una pequeña acción de aparente inocencia, puede conllevar consecuencias catastróficas. También trajo la otra popular frase: “La esperanza es lo último que se pierde”, debido a que Pandora tras cerrar rápidamente la caja al darse cuenta de su error, sólo pudo evitar que no escapara la “Esperanza (Elpis)”, la ‘ilusión’, que quedó como lo único que no perdió la humanidad.

El regalo del fuego que obsequió Prometeo a la Humanidad tiene además un carácter metafórico a la sabiduría, el intelecto, y se relaciona con los pasajes bíblicos del Paraíso del que fuera expulsado el hombre tras comer la manzana, el fruto prohibido, del cual adquirió conciencia el Hombre. Algunos teólogos relacionan a Prometeo con la serpiente de la tentación, y a Eva con Pandora. Lo cierto es que ambos relatos guardan cierta semejanza empírica.
 

No hay comentarios: