viernes, 14 de noviembre de 2008

Polillas vampiras, y el mito del vampiro.



Desde el 2006 los entomólogos descubrían una nueva especie de polilla chupa-sangre, el Calyptra Thalictri, a la que también se ha sumado otra nueva polilla de este tipo hallada en Siberia (Rusia), cual a través de una fina lengua, como una aguja, perfora la piel de animales y humanos, por la que succiona la cálida sangre a modo de alimento.
Este tipo de polilla físicamente se diferencia de la que habitualmente se encuentra en el centro y sur de Europa que se nutre de frutas, en la forma de sus alas.



En breve se prevé realizar las comparaciones en el ADN de esta especie descubierta, para compararla con la otra población de polillas vampiros, así como demás similitudes de las que se alimentan exclusivamente de frutas con el objeto de confirmar la evolución-adaptación, o si estamos ante otra especie distinta.
Las puntiagudas lenguas en la polilla común fueron en un principio para lamer el néctar de las flores y frutas. Luego otras especies evolucionaron con un apéndice para así perforar las frutas y alimentarse del interior. Ahora se cree que el nuevo paso evolutivo ha sido el de poder perforar la piel de animales y personas para extraer la sangre. 
Se baraja la hipótesis de que este gusto por la sangre pueda deberse a que el macho, que es el único que se alimenta de la sangre, la usa para aumentar su nivel de sodio, para transmitirlo luego a la hembra durante el coito y así pasarlo a las larvas, mineral necesario para su desarrollo.



Por otro lado abordando el tema del vampirismo entre mito y realidad, se ha encontrado en Bulgaria, en una descubierta necrópolis con unos 700 individuos, a dos supuestos vampiros a principios de junio del 2012, dentro de unas tumbas medievales en la localidad de Sopozol, en Apolonia a orillas del Mar Negro. 
El primer esqueleto de identidad desconocida corresponde a un hombre con una altura de 1’75 m, y estaba enterrado en una casa con las extremidades atadas, un trozo de hierro de un arado clavado en el lugar del corazón, y atravesada con otra estaca su garganta. También se halló en el interior una bolsa de monedas de plata, posiblemente con objeto de la creencia que para trascender debiera pagar un peaje. Los restos datan del siglo XII XIV, y el primero de ellos fue trasladado al Museo Nacional de Historia de Sofía en Bulgaria, el segundo no se pudo trasladar porque presentaban una pésima conservación. Fue encontrado a pocos metros del primero en otra tumba y con idéntico modus  operandi atravesado su corazón y garganta con una estaca de hierro. 
Este tipo de entierro se remonta a épocas pre-cristianas surgiendo la tradición supersticiosa de que las personas especialmente malvadas, tras su muerte, tenían el poder de salir de la tierra para beber sangre. Por ello, para prevenir que el difunto se convirtiera en vampiro, en la noche después del entierro, exhumaban el cadáver y lo atravesaban con un hierro o un palo de madera en el pecho. 
Los esqueletos fueron encontrados detrás de la iglesia medieval ortodoxa San Nicolás, el lugar estuvo reservado para enterrar a personas importantes con alto rango social, aunque existen indicios de que podría ser tratarse de un pirata marino que actuaba en esta región por aquella época, más conocido como Krivich (traducido Cuervo, en Búlgaro), el apodo puedo deberse a que andaba encorvado. Después de retirase llegó a ocupar el cargo de alcalde y responsable de una importante fortaleza de la ciudad. De hecho la leyenda dice que la defendió valientemente de un asedio genovés que hubiera arrasado al pueblo. 
Los vampiros parecen que forma parte de la mitología búlgara, con la creencia en que las almas de los malvados se quedaban en sus cuerpos sin manera de trascender a los cielos, pudiendo resucitar para beber sangre. Primero con ataques a animales y luego a humanos, por ello, para prevenir que el difunto se convirtiera en un vampiro, antes de la medianoche había que exhumar su cadáver y clavarle una estaca en el pecho. Los más ricos usaban hierro y los pobres la forjaban de madera. Creyendo que el peso del material presionaría al muerto impidiendo que se levantara. Estos ritos parecen que tienen su origen en Rumanía, puesto que este territorio pertenecía al Reino Búlgaro hasta el siglo XIV, cuando el país cayó bajo el yugo del Imperio Otomano.
Actualmente se contabiliza a más de 100 los cuerpos hallados que han sido tratados en el pasado como vampiros.

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