lunes, 3 de noviembre de 2008

El enemigo invisible, la bacteria comecarne.



A principios de octubre un trabajador forestal (que por cierto parece que tiene problemas con la empresa que no lo reconoce como accidente laboral para el seguro), perdió un brazo debido a la temible bacteria come-carne, perteneciente al Grupo A de nombre Streptococcus pyogenes, (el último término pyogenes es por el pus que provoca). y que en forma aislada se denominada fascitis necrotizante y provoca la descomposición de los tejidos. La bacteria está presente en una amplia variedad de infecciones cutáneas y sistemáticas como son la faringitis aguda, la escarlatina, la enfermedad cardiaca reumática, o la amigdalitis. 
Se desconoce el por qué en algunos casos se manifiesta tan agresiva, voraz e insaciable, que tan sólo en cuestión de horas destruya -empezando por las arterias, ya que la infección se inicia penetrando en el flujo sanguíneo-, grasa, músculos y demás tejidos. Pero no es común, en las heridas habituales se las puede encontrar en forma de costras sin generar complicaciones serias. Las señales indicativas de este problemón, son aparte del lógico dolor intenso y fiebre alta, la observación de como una mancha rojiza va cambiando a morada o bronceada, así como se extiende a través de la piel, formándose un centro negruzco.



Lo preocupante es que es muy fácil cogerla o ser portador sin saberlo, actúa de modo selectivo, y transmitirla a los demás sin haber desarrollado síntomas. Aunque una persona infectada y tratada con antibióticos de amplio espectro se puede anular la capacidad de contagio, o una persona contagiada se la puede tratar a tiempo si es leve, respondiendo bien al tratamiento antes de que el bicho entre en el músculo. Una vez la bacteria entra en el cuerpo y libera las toxinas, comienza a destruir los tejidos e impide el riego sanguíneo, la persona afectada muere en un tiempo estimado de 48 horas.
Como nota decir que la mordida humana es más peligrosa transmisora de enfermedades, como esta bacteria, que la de un perro. 

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