domingo, 17 de enero de 2010

La Corona Española. La vieja España.

La antigua España de eras remotas la componía un mosaico de diferentes tribus. Predominando tres etnias principales, a veces con sus territorios en pugna con fenicios y griegos con los que básicamente mantenían relaciones comerciales.
· Los Tartessos (Tartesios): Pueblo antiquísimo que estaba ubicado por las regiones del sur de España, hacia las zonas andaluzas del río Guadalquivir. Conquistados a posteriori por los cartagineses.
· Los Íberos: Destacaron con una cultura y economía notable, que supieron adaptarse en tiempos de cartagineses y romanos. Dominaban la zona este del mediterráneo y andaluza de España.
· El pueblo Celta: Llegados de las llamadas ‘tierras del Norte’. Con diferentes subgrupos de tribus entre ellos, y que tuvieron mucha influencia en las diferentes etnias afincadas en España.
Muchos historiadores divergen sobre la procedencia del pueblo Celta. Cada vez gana más fuerza la teoría sobre un común origen indoeuropeo, que plantea la hipótesis de que hordas de pueblos, procedentes de la India, y Medio Oriente emigraran en una fecha indeterminada y por causas que se desconocen, rumbo a Europa. En su expansión paulatina fueron asentándose hacia las zonas norte del mapa, y se cree que fueron antepasados de civilizaciones tales como las germánicas y las vikingas.
La teoría que prevalece es la que sugiere una fusión entre diferentes pueblos del norte, originarios de la región del Danubio (río del centro de Europa que nace en la Selva Negra y fluye por los principales países de Alemania, Hungría, Serbia, Rumanía, etc. Es el segundo río después del Volga, más largo de Europa. ). La expansión geográfica por toda Europa hacia zonas norteñas se especula que se sucedió hacia el siglo VI al III a. C., dominando incluso a las Islas Británicas. El problema del pueblo celta es que su cultura era de trasmisión oral y por ello no existen suficientes referencias históricas.


(En el mapa se aprecia las expansiones Celtas desde donde se especula tuvo su origen desde una posición centro-europea, y sus movimientos migratorios esparcidas en diferentes tribus hacia la parte norte de Europa y Asia).


Las primeras referencias sobre cual nombre recibía por esta época el país de España proviene de los fenicios, quienes la denominaban “Shapán”, y que se cree su traducción vendría a significar país de los conejos. En alusión a la gran cantidad de unos animalillos mamíferos que guardaban mucho parecido a los conejos, los damanes. Aunque otra teoría discrepa y gana más fuerza sobre el significado del vocablo, en el que su significado se refiere a Tierra del Norte, o de metales (por las famosas minerías existentes en el territorio).
El primer enclave de importancia que surge para favorecer el floreciente comercio de intercambio con los íberos, fue fundado por los griegos procedentes de Turquía (Focea) hacia el año 575 a. C., llamado Ampurias (Empúries), y situado en el puerto de Gerona.
La insuficiencia de efectivos para hacer frente a las amenazas de invasión -sobre todo ante la llegada de los poderosos cartagineses- favorece la alianza con los romanos con el llamado Tratado del Ebro hacia el año 226 a. C., para colaborar en la protección de la neápolis, que conjuntamente establecidos más hacia el oeste ya convivían pacíficamente. Roma termina por enviar una colonia importante de hombres y manda además legiones a su protectorado creando un importante enclave fortificado. La convivencia común fue tan normalizada que hacia el año 100 a. C. se dicta un decreto para que los helenos (griegos), pasaran a convertirse en ciudadanos romanos de pleno derecho.
La importancia de Ampurias fue tal que desde su enclave y puerto fortificado parte la conquista romana de Hispania en manos de los cartagineses.

Los cartagineses también llamados púnicos, de herencia fenicia, llegaron hacia el año 237 a.C., al mando de Amílcar Barca conquistando en un principio la región andaluza y levantina, y continuando posteriormente hacia el Golfo de Valencia de Iberia (Nombre por la denominaban los griegos a España). Se expulsaron colonias griegas e ibéricas, y se funda la ciudad de Cádiz y Cartagena (Murcia).
Pronto los imperios florecientes de Roma y Cartago (que ya habían protagonizado la 1ª guerra Púnica), pugnan por sus derechos territoriales sobre Iberia, y se acuerda dividir la península en dos: La parte superior del río Ebro se cede a Roma, y la inferior al Imperio Cartaginés.
Pero tras la llegada de Aníbal Barca, sin poder resistirse a sus ansías imperialistas con oleadas de sucesivas victorias, toma el control de prácticamente toda la Península Ibérica (221 a. C.). Lo que dio lugar a la 2ª Guerra Púnica con Roma, que se decide tras llegar a poner en serios apuros a Roma, finalmente con la derrota de Aníbal y con ello la caída del poder cartaginés (201 a. C.), se inicia la definitiva conquista romana de la Península.



Con la llegada del Imperio romano, hacia el 218 a.C., se la conoció como la Hispania romana, dominando en una lucha que duraría aproximadamente dos siglos, a las comunas de pueblos multiétnicos que cohabitaban en el interior, tales como los Celtíberos, Lusitanos, Astures, Cántabros, etc., y como hemos mencionado contra el Imperio cartaginés.
Hacia el año 123 a. C., se produce la conquista de las Islas Baleares que era un nido de piratas siendo una constante molestia.
De relevancia fueron las Guerras civiles, sobre todo de la 2ª Guerra civil, en la cual Hispania fue testigo de duros combates librados en su territorio hacia el 49 a. C. y el 45 a. C., entre la facción de Julio César contra los de Pompeyo el Grande.
Pompeyo el Grande (Magno), también participó en el estadio final de poner fin a las llamadas Guerras Sertorianas (82 a. C. -72 a. C.).
Quinto Sertorio (122 a. C.-72 a. C.), fue un general de éxito en numerosas contiendas, y famoso por fundar en Hispania una República independiente de Roma. Aunque siempre fue leal a la república, cuando estalló la 1ª Guerra Civil en el 83 a. C. era partidario de su tío Cayo Mario en contra de Lucio Sila.
Sertorio se había labrado una fama legendaria en Hispania debido a sus victorias y heroicidad luchando contra los íberos, logrando por méritos propios (además de excelente orador), convertirse en Tribuno en el 97 a. C. Por sus éxitos en combate recibió la corona gramínea (93 a. C.), la máxima condecoración militar rara vez obtenida, especialmente por su victoria en sofocar una importante rebelión en el enclave de Cástulo (Jaén).
En el año 90 a. C. fue Cuestor (máximo magistrado), trasladado a una provincia Gala, momento que estalla el preludio de la Guerra Civil. Es nombrado Legado, y se enfrenta a las tropas de Silo a los que vence, perdiendo un ojo en la refriega en su manía de luchar siempre en primera línea, entrando en Roma castiga a los rebeldes aunque poco tiempo después muere su tío repentinamente, y Sila vuelve aparecer usurpando el poder, e instaurando un periodo dictatorial (82 a. C. -79 a. C.).
En esos momentos Sertorio se encontraba, habiendo sido nombrado Pretor, en la llamada Hispania Citerior (provincia que ocupaba la costa Este; desde los Pirineos, La Rioja, Zaragoza, Valencia, Murcia, hasta Cartagena). Sila ordena al gobernador provincial su inmediata captura pasando a convertirse Sertorio en rebelde, enemigo de Roma. Todas las fuerzas enviadas desde Roma son contrarrestadas por Sertorio aliándose con las diferentes tribus íberas, empleando escaramuzas y estrategias propias de las guerrillas, fundando una República ganando territorio en el valle del Ebro, y luchando a su vez contra otras tribus celtíberas. El pequeño reino llega a su fin cuando cruzando los Pirineos al mando de 6 legiones, llega un joven general llamado Cneo Pompeyo, apodado “El Carnicero”, eficiente en tácticas militares, cual unido al otro cónsul en la labor, Quinto, logran sitiar a Sertorio.
Pero se tuvo que recurrir a la vil traición (72 a. C. ), y sería a través de uno de sus generales que cambiando de bando, lo invita a un banquete y aguardando a que se emborrachara junto a su guardia personal, ordena sus asesinatos cuando prácticamente no se mantenían en pie. Estremecedor fue lo que ocurrió con una de las 4 ciudades que se resistieron. Calagurris (municipio de La Rioja llamado en la actualidad Calahorra), sufrió un despiadado asedio negándose a rendirse a las tropas de Pompeyo llegando ante la falta de alimentos, al canibalismo.
La ocupación romana quedó completada en el siglo III a. C., haciendo frente a las indiferentes sublevaciones destacando las etnias de los íberos (al este del mapa), y los celtíberos (al oeste). Pueblos relativamente avanzados de que los romanos se aliaban o con unos o con otros, para combatirlos. Una de las guerrillas más importantes fueron las llamadas Guerras numantinas (aprox. 151 a. C. – 133 a. C.), en donde protegidos por un gran muro las tribus opusieron una gran resistencia al avance expansivo de los romanos durante unos 20 años, infligiendo un poco números de hombres, derrota tras derrota a los numerosos contingentes de romanos llegados, capitaneados con una sucesiva larga lista de cónsules ineptos en la labor. Tuvo que llegar el mismísimo cónsul Emiliano Escipión quien derrotara a la poderosa Cartago, para ocuparse de Hispania sitiando y logrando al fin, vencer a los numantinos. Otra guerrilla de importancia fue protagonizada por los Cántabros, hábiles en el manejo del jinete, comandado y envuelto en la leyenda por su líder y valeroso guerrero Corocotta, que puso en jaque a las legiones romanas entre el año 27 al 19 a. C., y con quien tuvo que lidiar el mismísimo Julio César.
Tras ello llegó una época de prácticamente completa armonía y relajación del Imperio respecto a Hispania. Tanto que sólo había una legión romana dedicada para la protección de fronteras y para apaciguar algún conflicto que surja. Fue convertida en una provincia de suma importancia que llevó al esplendor cultural greco-romano en toda ella, no sólo trayendo el arte sino trazados de carreteras, canalizaciones de agua, puentes, grandes edificaciones, etc.
Hacia el año 117 reinando Trajano el Imperio consigue su mayor gloria y expansión. El Imperio romano se extendió en el tiempo desde aproximadamente el 27 a. C. hasta el año 476 d. C.
Al césar Nerón, emperador desde el año 54 al 68, se le atribuye entre sus actos tiránicos, ser el responsable de la 1ª gran persecución cristiana hacia aproximadamente el año 64. A principios del siglo IV a la vez que el Cristianismo empezaba a cuajar en el Imperio y se ponía fin a las persecuciones, se estableció el libre culto.


En el año 313 d. C., con la llegada del emperador Constantino I, declaró a la religión cristiana como la oficial del Imperio. Pero sería Teodosio I el Grande (378-395), convertido al cristianismo quien la hizo imparable, y se virarían radicalmente las tornas con una política de persecución a los paganos destruyendo sus templos y eliminando su financiación (390 d. C.). También fue el último emperador en tener todo el poder del Imperio. Llegaba el declive romano en una espiral destructiva. Con su muerte en el año 395 se dividió al Imperio en dos entre ambos hijos: Flavio Arcadio (395-408) obtuvo el Imperio de oriente llamado Imperio bizantino, fundando Constantinopla como su capital. Y el jovencísimo Flavio Honorio (395-423) que contaba sólo con 10 años, el de occidente conocido como el Imperio occidental, cuya capital seguiría siendo Roma. A la muerte de estos emperadores se sucedieron varios emperadores a la vez y con poco recorrido. Las tribus invasores se atreven incluso a saquear a la propia Roma hacia el año 410. Y el fin del Imperio occidental acabaría por llegar hacia el año 476, padeciendo desde mucho tiempo atrás, hacia el año 235 ahogado además de la galopante corrupción, bajo la brutal subida de impuestos, para hacer frente la incesante oleada de tribus del norte, y germánicas que no paraban de invadir las fronteras con continuos saqueos. Incluso se recurría a sobornar a estas tribus para evitar los conflictos, cosa que no siempre cuajaba y por el contrario ayudaba a desvalijar las arcas de Roma.
Hacia el año 378 d. C. estas tribus -mayoritariamente visigoda-, infringen una importante derrota al Imperio romano de oriente, en la llamada La batalla de Adrianópolis, en zonas de la actual Turquía. Los pueblos germánicos y del norte, los godos, ante la presión de los hunos –bárbaras tribus asiáticas nómadas-, huían de éstos así que los romanos con su Imperio bastante tocado y luchas intestinas políticas aceptan unos pactos de condiciones de convivencia con los visigodos, cuales habían tomado contacto con su cultura y compartían muchas de las costumbres romanas, estableciéndose por las regiones galas.
En los últimos tiempos se habían sucedido muchos emperadores en mayoría generales, usurpando el poder violentamente y durando apenas unos meses al ser asesinado para coronarse otro nuevo. Muchos de ellos eran extranjeros que no procedían de Roma, sino de tierras alejadas del Imperio.
Los visigodos que fueron llamados en un primer momento para ayudar en la defensa de Hispania de la irrupción de hordas de Suevos, Vándalos, etc. Finalmente se hacen con el control y se deciden por expulsar a los romanos y tomar la Península, a la vez que paulatinamente con el control de toda la Galia.
El Imperio bizantino tras la caída del Imperio occidental en el año 476, aún muy debilitado lograría mantenerse hasta aproximadamente el año 1453.


 



Al caer el Imperio romano, los visigodos, -pueblo de origen germánico de Escandinavia llamada por entonces Götaland-, conquistaron la Península ibérica entre el 406 y 415. El reino visigodo tenía su capital en el enclave de Tolosa (al sur de Francia). Los visigodos fueron una rama del Pueblo godo a su vez divididos en los denominados Ostrogodos, y cuales por el contrario ocupaban las zonas bajas de la Europa oriental.
España quedó dividida hacia el año 500 entre el Reino visigodo bajo el mando del rey Alarico II, y al norte el reino de los bárbaros Suevos que se establecerían hasta el año 585. Toledo pasaría a ser la capital en España. Su lengua, el llamado idioma gótico de raíz germánica, fue decayendo por el paso de los siglos hasta caer en la extinción. La rama visigoda de España debido a su conversión al catolicismo adquirió el latín como su lengua oficial.
Los llamados reyes godos eran los visigodos, o Godos Nobles que conquistaron España hacia el siglo V, para perderla en el siglo VIII (hacia el 711 aproximadamente), con la caída de Toledo (Capital-Estado), que supuso la extinción del Reino Godo-Hispánico (En total estuvieron reinando unos 300 años), y la llegada de la Invasión islámica.
Se dividió en varios periodos, con el llamado Reinado Tolosano hacia el 410 al 507, sucediéndole el Reino arriano español hasta el 586, continuando con el Reino visigodo Católico hasta su fin en el 711 con la entrada de los musulmanes.
La lista de reyes godos -de los 33 reyes del reino visigodo-, estuvo teñida de sangre. Sólo 15 de los 33 soberanos murieron pacíficamente. La dinastía hereditaria no consiguió afianzarse siendo la oligarquía nobiliaria la que elegía, a base de golpe de espada o utilizando veneno para sus fines, quien sucedería como monarca.
Algunos historiadores sitúan el comienzo de la verdadera estirpe monárquica de España al rey visigodo Leovigildo (568-586). Considerado un hábil estratega y general de su tropa, logró derrotar a los Suevos de Galicia hacia el año 589. En Cantabria hacia el año 574, centraliza el poder, y comienza además la expansión del catolicismo por el territorio peninsular.



























2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.independent.co.uk/news/uk/this-britain/celts-descended-from-spanish-fishermen-study-finds-416727.html

http://www.scotsman.com/lifestyle/we-re-nearly-all-celts-under-the-skin-1-1141420
Los celtas no venían de centro Europa como pone en el mapa (que no deja de ser en gran parte propaganda política y poco mas). Esta teoría es hoy obsoleta.
En todo caso, textos antiguos aseguran que los celtas venían de Escitia (sur de Rusia), y de allí llegaron a España y de España a las islas Britanicas.
No está probado que los celtas vinieran de Escitia pero sí se ha comprobado la conexión entre España y las islas Britanicas.

Pedro Germán dijo...

Ciertamente el pueblo Celta tiene un origen desconocido, aunque existe multitud de conjeturas sobre su génesis. Lo que sí coinciden los investigadores es que habitaron en casi toda la Europa superior.
Hay teorías para todos, incluso se ha llegado -debido a sus creencias y costumbres religiosas de los druidas-, a entroncar con la emigración egipcia que llegaron a Europa junto a su casta sacerdotal por sus tantas relaciones en común que guardan con la antigua civilización egipcia... Algunos estudiosos lo relacionan también con la doctrina del ‘mazdeísmo’ de ‘Zarathustra’; por ciertas semejanzas religiosas basada en el amor por la naturaleza, además de ritos funerarios tomando al fuego como elemento purificador. Religión propia y con su momento dominante en las regiones del Irán y la India...