domingo, 29 de noviembre de 2009

La misteriosa isla Bermeja, simil con la isla de San Borondón.




Es una de las tantas islas que se hallan dentro del Golfo de México, perteneciente a la nación mexicana, y que hasta recientemente figuraba en todos los mapas desde el siglo XVI (cartografiada hacia 1536), hasta el siglo XX (a finales de los años 90), y que enigmáticamente se ha convertida en otra isla de las llamadas 'fantasma', parecido a la legendaria isla San Borondón. Según su localización se hallaría a unos 100 km al noroeste de la península del Yucatán, y Google Maps la ubica a 22°, 33 min longitud norte y 91°, 22 min longitud oeste en el Golfo de México.



Los intereses petrolíferos la han hecho buscar con ahínco, más por ello Mexico en marzo del 2009 envió a un buque oceanográfico- el Justo Sierra-, en su busca. Esperaban encontrar una zona muy rica en arrecifes coralinos que pudiera tratarse de la isla en cuestión hundida, como sucede con otra isla de nombre Desaparecida, que sólo emerge con la marea baja, quedando cubierta con la llegada de la marea alta. Pero los barridos efectuados por el buque oceanográfico fueron infructuosos, en el lugar de los mapas hay una profundidad de más de 1000 m, y con fondo plano. Por lo tanto, o el área que se cita no corresponde y se halla en otras coordenadas, o e tiempos muy remotos sufrió un gran cataclismo que la embulló por completo.


Aquí en Canarias existe la leyenda de la isla de San Borondón, cual se supone situada en algún lugar de la vertiente mas occidental de Canarias dentro de un espacio mítico, capaz de desaparecer de las coordenada espacio temporales de nuestro mundo. Conocida también por los nombres La Encantada, Encubierta, o La Perdida, situada por los mares de la isla del Hierro, cual una vez avistada aparecía y desaparecía intermitentemente. Se cree que su nombre es una derivación de la llamada Isla ballena de San Brendán, ya que cuenta la leyenda que fue avistada por primera vez por un monje de origen irlandés oriundo de la localidad de Tralee llamado Brendán de Clonfert, que viajó con otros monjes hacia el siglo VI en una tarea evangelizadora por el Atlántico. En su periplo de años de aventuras llegó a la citada isla cual describió despoblada y sin vegetación, narrando que después de haber celebrado una misa y encender un fuego, comenzó el suelo a moverse logrando embarcar todos a tiempo antes de que se hundiera, descubriendo al escapar que se trataba de un pez gigante. Actualmente el abad es considerado por la Iglesia Católica como Santo, patrono de los marineros irlandeses. Sin embargo otros navegantes (sobre todo durante la época de la conquista del archipiélago canario, algunos de los cuales aseguraron haber desembarcado en ella), definían a la isla misteriosa como una isla brumosa con exuberante vegetación, y con forma de jorobas de camello. Fue buscada con ahínco desde finales del siglo XIV por las dos principales potencias que pujaron por su dominio: Portugal y España. De hecho hay mapas y cartas náuticas donde se emplaza su posición aproximada con un tamaño equivalente a la de la isla de La Palma. La teoría más probable es que fuera un espejismo, una ilusión óptica producto de los reflejos solares en el horizonte con la triangulación de las islas en conjunción: La Gomera-La Palma-El Hierro.





Añadir como anexo a este artículo, el enigma de un barco de origen palmero llamado El Fausto, dedicado a la pesca de cabotaje entre aguas de La Palma, la Gomera, y Tenerife, y que desapareció hacia julio de 1968, en esas aguas de transición de la mítica isla de San Borondón. Fue encontrado por un buque inglés de madrugada cinco días después a bastantes millas del lugar de su desaparición. En un primer momento socorre a la tripulación que se encuentra aparentemente bien, y le proporciona combustible para su regreso. Pero nunca llega al puerto de Tazacorte (La Palma). Tras la búsqueda con un gran dispositivo aéreo y naval no lo hallan. Varios meses más tarde, hacia octubre, un buque italiano lo halla a la deriva en medio del Océano Atlántico, y en el interior del barco fantasma no hallan sino a un tripulante semidesnudo muerto en la sala de máquinas. Se decidió remolcar el barco hasta el destino de Venezuela, continuando con su trayecto el buque, pero nuevamente El Fausto desaparece cuando, sin explicación aparente, el cabo que tiraba del pesquero se soltó. El diario a bordo del capitán solo contenía unas hojas de despedida a su mujer y poco más, el resto estaban claramente arrancadas. Se baraja la posibilidad de que se hubiera hundido, tras soltarse y perderse… La búsqueda a posteriori tampoco dio resultado.