domingo, 29 de marzo de 2009

Mentiras compulsivas



Disfrazar la verdad es una mala costumbre que ha echado raices en nuestra sociedad actual y es un hecho más que habitual. En los gobernantes es algo generalizado que encima es indivisible a la hipocresía crónica. 
Con la mentira se trata de conseguir un objetivo preconcebido. Ahora la mentira patológica es una contínua tendencia a fabricar falsedades desproporcionadas a cualquier ventaja que pudiera obtenerse. El sujeto acaba convencido de la realidad de sus afirmaciones; momento en el que el proceso se vuelve insconciente, es una forma de aumentar la auto-estima, sobrevolando una realidad que de otra forma sería dolorosa de soportar, un mecanismo de reducción de la ansiedad o culpar por algo de lo que no nos sentimos orgullosos.
Según los expertos, en una conversación de 10 minutos decimos una media de 3 mentiras. Hay varias fórmulas para coger a un mentiroso en potencia como cuando este tarda en responder, ya que generalmente o no está atento, o está inventando su particular fábula. También están los conocidos gestos de tocarse la nariz u otro acuse de nerviosismo por el estilo: acciones como el esquivar la mirada, los cambios de tono, enfatización, elección de las palabras adecuadas, o actuar muy a la defensiva como decir repetidamente la palabra "créeme".

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